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Cómo adquirir una rutina ¡y mantenerla!

En el equipo SKINVITY este mes de septiembre nos hemos decidido a lanzarnos a cumplir nuestros hábitos perdidos en la desidia veraniega. Fruto de este ímpetu por darle a nuestro body lo que necesita, surge la imperiosa necesidad de ser capaces de adquirir una rutina y ¡mantenerla!

Comer mejor, beber menos, volver al gym, sacudir el polvo a los dispositivos -sabemos que muchas de vosotras abandonáis en verano- son pensamientos que empiezan a revolotear por nuestra mente a finales de agosto y a instalarse del todo en septiembre. Nosotras les damos la bienvenida y vemos cómo acomodarles entre el desorden que el verano impone -y que tanto nos gusta-.  

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Pensamientos revoloteando a final de verano

Y empezamos a indagar y a investigar un poco sobre cuánto tiempo es necesario para asentar esos buenos hábitos en nuestra mente, para pasar de la obligación a la necesidad y de la pereza al disfrute y adquirir una rutina sin sufrimiento.

Los 21 días no son necesariamente ciertos

La idea de que se necesitan exactamente 21 días para formar un hábito es una creencia común que ha circulado durante mucho tiempo. Se originó en gran parte en la década de 1960 con la publicación del libro «Psycho-Cybernetics» de Maxwell Maltz, cirujano plástico y psicólogo que ha tenido una influencia considerable y exploró muchos temas vinculados a la autoimagen y la autoestima. Este señor observó que los pacientes que se sometían a cirugía plástica tardaban aproximadamente 21 días en acostumbrarse a su nueva apariencia. A partir de esta observación, sugirió que la misma duración se aplicaba a la formación de hábitos.

Sin embargo, investigaciones posteriores han demostrado que la formación de hábitos es un proceso mucho más variable y depende de varios factores, como la complejidad del hábito, la motivación personal y la consistencia en la práctica.

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La motivación para adquirir una rutina está en ti

En 2010, un estudio publicado en la revista European Journal of Social Psychology encontró que, en promedio, se necesitaban alrededor de 66 días para que un comportamiento se convirtiera en un hábito, pero la duración variaba ampliamente de persona a persona y de hábito a hábito.

Nosotras hemos decidido obviar estas últimas investigaciones y aferrarnos a los 21 días como un koala a su arbolillo: en octubre estamos a tope.

Romper o crear hábitos

Los expertos también nos dicen -y no podemos estar más de acuerdo-, que es más difícil romper un hábito que adquirirlo. Y que es importante encontrar un reemplazo a ese comportamiento habitual que tenemos interiorizado. Cambiar el interminable siestón estival por una rutina agradable de otoño, con un podcast y una vela incluidos. O sustituir el terraceo interminable al salir de trabajar en julio por una reunión de amigas con sus dispositivos.  El bienestar está en muchas partes.

Algunas claves para no salirnos de la senda del bien:

  1. Define claramente tu objetivo: Sé específica sobre el hábito que deseas desarrollar y cuéntalo, que no forme parte solo de tu vida interior. En nuestra imaginación somos capaces de correr una maratón y nos vemos entrando en la meta… y en la realidad todavía no tenemos zapatillas running. Compartirlo con otros lo hace tangible y, por tanto, realizable.  
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Piensa en los resultados maravillosos
  • Comienza poco a poco: En lugar de intentar cambiar completamente tu rutina de un día para otro, comienza con pasos pequeños y alcanzables. Esto extiéndelo a la rutina cosmética. Debes cumplir unos mínimos e ir subiendo: limpieza facial diaria es un mínimo, dos dispositivos en un día, sería el máximo. Entre medias hay muchas opciones, se trata de organización y motivación.
  • Establece recordatorios: Usa recordatorios visuales o alarmas para recordarte realizar la acción deseada. En lo que se refiere al hábito de cuidarte con lo mejor de la tecnología cosmética, uno de los mejores recordatorios que podemos aconsejarte es que coloques el dispositivo a la vista.
  • Mantén un registro: Lleva un registro de tu progreso para mantenerte motivado y responsable. Esto es fundamental, y aprovechamos este punto para incidir en la importancia de que os hagáis una foto antes de empezar a usar por primera vez cualquier dispositivo (o antes de empezar a comer mejor o a hacer deporte) y, al menos otra, después. Lo idea es documentar el proceso y observar la evolución.
  • Sé paciente: No te desanimes si no ves resultados inmediatos. La formación de hábitos lleva tiempo. El aquí y ahora tan tiktoker mina mucha nuestra autoestima, todo se consigue de manera exitosa y en solo 15”. La realidad es otra cosa, afortunadamente más compleja y rica en matices. No hay mejor sensación que la que uno siente cuando cumple un propósito que le ha costado especialmente. Esa ducha después del gym el día que ibas a saltártelo, ese momento de plenitud al salir del restaurante sin haber sucumbido a otra cerveza u otra fritanga, ese instante frente al espejo cuando sientes que tienes la piel jugosa, luminosa y cuidada, porque has dedicado tiempo a cuidarla.
  • Ajusta según sea necesario: Si encuentras que el hábito que estás tratando de formar no está funcionando, no dudes en ajustarlo y probar diferentes enfoques. Una de las cosas buenas que nos proporciona la tecnología cosmética de uso en casa es, precisamente, la libertad de crear una rutina que se ajuste a nuestras necesidades.

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