Envejecer no es el fin, puede ser el principio

Finalmente llega ese día en que el espejo te devuelve un reflejo que no se corresponde en absoluto con la imagen mental que tú tienes de ti. La disonancia entre tu aspecto real y el imaginado, ahora ya anhelado, empieza a separarse gradualmente. Es un viaje sin retorno. En ese trayecto puedes escoger dos caminos, al modo de aquellos libros de los ochenta en los que tus decisiones durante la lectura te conducían a uno u otro final: el camino de la aceptación y el de la búsqueda de la eterna juventud. 

Sí, es que envejecer es un verbo con connotaciones negativas, no nos gusta conjugarlo. Una buena idea con la que jugamos en SKINVITY es añadirle adjetivos que lo complementen. Envejecer bien. Envejecer felices. Envejecer guapas. Envejecer tranquilas. Y una frase, una de tantas, que nos gusta es esta:

“Envejecer no es juventud perdida, sino una nueva etapa de oportunidad y fuerza”. (Betty Friedan)

Y es que aceptar que envejeces no significa que dejes de cuidarte. Aprender a gustarte con tu nuevo aspecto, descubrir que puedes cuidarte más y mejor. Conocer tu piel como el tesoro que es, distinguirla de la piel de cualquier otra persona. Tocarla, acariciarla, sentirla y aprender qué necesita. 

Crear un ritual de autocuidado íntimo y especial, disfrutar de él -de ti- sin prisas. Si hasta ahora no lo habías hecho, es un buen momento para abrazar hábitos saludables desde todos los ángulos vitales, no solo el físico. Casi siempre los momentos más cruciales -ese instante en el que tienes la certeza de que pasa el tiempo- suponen un punto de inflexión vital del que podemos salir airosas. 

En ese sentido, el cuidado debe verse como algo holístico: no es solo reducir celulitis o flacidez, es entender que además tenemos que movernos y tenemos que comer bien y mantener unas relaciones sociales bonitas y una relación con nosotras mismas sana y valiosa. Vas a cumplir años, a envejecer -y qué suerte la tuya-, y además puedes subir puntos en todos los aspectos de tu vida, incluido el de tener una piel fresca, radiante y luminosa.

Myriam, del equipo SKINVITY, nos cuenta cómo vive ella su proceso de adaptación al envejecimiento: “Hay un día en el que, cuando de pronto la cámara del móvil se gira y te devuelve el reflejo, te quedas, por decirlo suavemente, desanimada. Mi naturaleza es rebelde, así que a mí ese momento me sirvió de acicate para lanzarme a buscar soluciones para verme y sentirme mejor. ¿Que si quiero rejuvenecer 15 años? Sí, claro, como todas. Pero tengo claro que eso no es posible, y además no me sometería a cualquier tipo de tratamiento. Lo respeto, lo apoyo, pero no lo haría, porque me interesa mantener mi esencia natural visible. Personalmente, ser consciente de que voy a envejecer me ha servido para redescubrirme, para explorar sobre este proceso natural que es el envejecimiento y buscar soluciones innovadoras que me permitan sacar mi mejor versión y mantener una belleza más saludable.  Y también, por qué no decirlo, encontrar una forma eficaz de ralentizar el proceso de envejecimiento. Ahí es cuando me tropecé con la tecnología cosmética”. 

En SKINVITY, tenemos claro que es nuestra responsabilidad como marca visibilizar este nuevo enfoque más amable y realista sobre el envejecimiento. Por eso, nuestra visión es democratizar las tecnologías habitualmente usadas en los centros de belleza y nuestra misión es hacerlas llegar al mayor número posible de mujeres, con el fin de proporcionar bienestar en todas las etapas de la vida, con especial atención en la madurez. 

Además, nos parece importante transmitir un mensaje claro relacionado con el uso de nuestros productos: no vas a detener el tiempo, pero puedes caminar a su lado relajando el paso. En ese proceso, es posible disfrutar y redescubrirse y celebrar que cumplimos años sintiéndonos bien. 

No lo olvides, no estás estupenda. Eres estupenda.